Liniers es de Senegal
Me acuerdo como si fuera hace un mes. Ya había empezado a tener una noción más amplia del fútbol a mis 11 años. Me encontraba descubriendo un montón de cosas nuevas respecto al deporte más hermoso del mundo. Y entre todo este descubrimiento llegaba el Mundial más tecnológico (hasta ese momento) de la historia. Estadios “descapotables”, innovación tecnológica en cuanto a la televisación de los partidos, en la indumentaria de los jugadores y otras cuestiones, hacían que en la previa de Corea y Japón 2002 se sintiera que no iba a ser un Mundial más.
Francia, último campeón del mundo en 1998, abría el cotejo futbolístico más importante frente a un debutante en este tipo de eventos. Una ex colonia suya. Senegal. Creo que ninguna persona en el mundo sabía que existía este país, salvo que estudiase historia o algo que ver con la geografía.
Ese 31 de mayo de 2002, iba a quedar subrayado por siempre en la historia de los mundiales. En Seúl, las 8 de la noche. Ya había pasado la tradicional apertura mundialistica y comenzaban a salir los jugadores al campo de juego. En Liniers, barrio porteño, las 8 de la mañana. Es que claro, 12 son las horas que nos separan de la vida asiática.
Recuerdo haber faltado al colegio para ver este encuentro, que, se sospechaba, sería victoria francesa por escándalo. Iba a verlo en casa de mi abuela, que vive a dos cuadras de la estación de Liniers. Ya hacía algún tiempo, los muchachos provenientes de distintos países de África, estaban apostados por la Avenida Rivadavia vendiendo todo tipo de bijouterie.
Desperté tarde. El partido ya había empezado hacía 15 minutos cuando tomé el colectivo. Habré bajado del mismo a los 27 minutos aproximadamente. Y ahí ocurrió el suceso que me motivó a interesarme por el fútbol de África. Como cualquier domingo algún desaforado hincha de algún club grita el gol de su equipo de una manera especial, uno de estos vendedores, ya no sólo digo africano, sino específicamente senegalés, llamó la atención de toda la cuadra de la calle José León Suárez, entre Rivadavia y Falcón. Iban 29 minutos cuando todos aquellos que pasábamos por la cuadra sin información sobre el partido, nos enteramos que Pape Bouba Diop ponía el 1 a 0 (que luego sería definitivo) para Senegal. Este muchacho de no más de 30 años, corrió de esquina a esquina gritando, no se en que idioma, el gol de la selección de su país con una bandera que parecía tener los colores del Reggae de Bob Marley (verde, amarillo y rojo) y gracias a este hecho, pude despejar mi duda e ignorancia y entender, que no tenía que ver con el Reggae, sino que esa bandera, la de Senegal, entraba en la historia del fútbol.
Bueno, un poco ladri pero se la cuento.
ResponderEliminarCuando hace escritos de este tipo tenga en cuenta dos cuestiones:
a) el detalle (tiene que ser máximo)
b) la EXAGERACIÓN (como valor literario)